“Tendrás que caminar. Es un viaje largo, por una región que tiene sus cosas agradables y sus cosas terribles… El camino que va a la Ciudad Esmeralda está pavimentado con ladrillos amarillos – expresó la Bruja-, de modo que no podrás perderte.”
El mago de Oz, Lyman Frank Baum
Entre la fantasía y la realidad la felicidad se presenta como la protagonista, al menos este fin de semana, en la cartelera mexicana. A través del apabullante éxito de Intensamente (2015) –ovacionada en el Festival de Cannes y calificada en RottenTomatos con 98% de aceptación entre los críticos- y la discreción de la inglesa Héctor y la búsqueda de la felicidad (2014) –con 3.5 estrellas de 5, por parte de la audiencia también en Rotten Tomatoes-, se presenta como una energía amarilla, fluida, brillante, chispeante, que se mueve a través de otros colores: azul, verde, rojo, violeta… y no se queda quieta.
Ambas películas son un viaje: por el interior de la mente y el mundo exterior; desde las regiones más lejanas -la memoria profunda o China-; con dificultades en el tránsito -el tren del pensamiento o un avión, tan viejo que tiene la garantía que no se ha caído-; lugares obscuros -como el olvido o una celda en África-; o, en la producción de sueños y recuerdos en Los Ángeles; para llegar cambiado al lugar del comienzo y un nuevo panel, incluídas un selección de palabras nuevas (groserías, MUCHAS).
Como dice la Glinda, el recorrido tiene cosas agradables y sus cosas terribles, y es su mezcla lo que permite apreciar esa chispa amarilla cuando se aparece, y más cuando todos los colores se presentan al mismo tiempo y se llegan a combinar. En ocasiones, esas terribles que nos lleva a cortar la cuerda de lo que más nos significaban un mundo de diferencia: tanto en el crecimiento como en los momentos terribles, donde queremos hacer uso de todos los recuerdos bellos y agradables para salir adelante, pero a veces las lágrimas también pueden saber a dulces de leche que nos reconfortan y nos permiten seguir viviendo.
Lo importante es lo que se cuenta y como se cuenta, en el trayecto crecen los personajes y seguirán creciendo, con botones rojos de la pubertad. Las dos películas buscan cuestionarte en todo el momento como funcionan tus sentimientos y como nos relacionamos con ellos. También dejan claro que en la vida real no hay un villano, ni una definición tan precisa de cada color, nos acompañan cualquier tipo de personaje desde payasos, unicornios, leones, y banderitas que se mueven todas juntas con el viento.
Ambas películas dejan abierto el espacio para preguntarnos como se moverán todos los colores que nos acompañan, si se formarán nubes o tormentas o se presentarán como auroras boreales; acompañados de repente de melodías que nos pegajosas que se repiten constantemente.
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